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Inventario Las cosas que me dices cuando callas los pájaros que anidan en tus manos el hueco de tu cuerpo entre las sábanas el tiempo que pasamos insultándonos. El miedo a la vejez y a los almanaques lo taxis que corrían despavoridos la dignidad perdida en cualquier parte el violinista loco, los abrigos. Las lunas que he besado yo en tus ojos el denso olor a semen desbordado la historia que se mofa de nosotros las bragas que olvidaste en el armario. El espacio que ocupas en mi alma la muñeca salvada del incendio la locura acechando agazapada. La batalla diaria entre dos cuerpos mi habitación con su cartel de toros el llanto en las esquinas del olvido las cenizas que quedan, los despojos del hijo que jamás hemos tenido. El tiempo del dolor, los agujeros el gato que maullaba en el tejado el pasado ladrando como un perro el exilio, la dicha, los retratos. La lluvia, el desamparo, los discursos los papeles que nunca nos unieron la redención que busco entre tus muslos tu nombre en la cubierta del cuaderno. Tu modo de abrigarme el corazón la celda que ocupaste en una cárcel mi barca a la deriva, mi canción el bramido del viento entre los árboles. El silencio que eximes como un muro tantas cosas hermosas que se han muerto el tiránico imperio del absurdo los oscuros desvanes del deseo. El padre que murió cuando eras niña el beso que se pudre en nuestros labios la cal de las paredes, la desidia la playa que habitaban los gusanos. El naufragio de tantas certidumbres el derrumbe de dioses y de mitos la oscuridad en torno como un túnel la cama navegando en el vacío. El desmoronamiento de la casa el sexo rescatándonos del débil el grito que oradó la madrugada el amor como un rito en torno al juego. El insomnio, la ausencia, las colillas el arduo aprendizaje del respeto las heridas que ya ni Dios nos quita la mierda que arrastramos sin remedio. Todo lo que nos dieron y quitaron los años transcurridos tan deprisa el pan que compartimos, las caricias el peso que llevamos en las manos. Tratado De Impaciencia Aquella noche no llovió, ni apareciste disculpándote, diciendo, mientras te sentabas, "perdóname si llego tarde". No me abrumaste con preguntas, ni yo traté de impresionarte contando tontas aventuras, falsas historias de viajes. Ni deambulamos por el barrio buscando algún tugurio abierto, ni te besé cuando la luna me sugirió que era el momento. Tampoco fuimos a bailar, ni tembló un pájaro en tu pecho cuando mi boca fue pasando de las palabras a los hechos. Y no acabamos en la cama, que es donde acaban estas cosas, ardiendo juntos en la hoguera de piel, sudor, saliva y sombra. Así que no andes lamentando lo que pudo pasar y no pasó. Aquella noche que fallaste, tampoco fui a la cita yo Tango Del Quinielista Esta es la historia de un hombre cualquiera que una tarde marchita de domingo pegado al transistor sufre y espera que den el resultado del partido. Suena un tango que aflora entre las equis Los unos y los doses traicioneros ¿debí colocan? que con más clase sin embargo ha perdido demoliendo tanta terca ilusión dinamitando tantas torres de naipes tantos sueños del quinielista pobre que tendrá que volver a la fábrica de nuevo el lunes a las ocho como cada semana renunciando de momento a la entrada del piso y a la boda por culpa de un balón y un portero de un penalti cabrón y de un defensa por culpa de un maldito delantero. Desengaños que asaltan las murallas del invierno cuando se va la tarde del domingo y no le queda al hombre más consuelo que esperar el vaivén de la fortuna rescatar del baúl el traje nuevo ir con la novia al cine donde explorar con inútil pasión sus blandos senos y mientras Marlon Brando en la pantalla baila un tango en París vuelve el recuerdo del árbitro traidor cómo es posible que un penalti deshaga tantos sueños. Y a las ocho se acostarán por fin en aquel viejo cuartucho de pensión la misma cama de la manta amarilla el mismo miedo a manchar el colchón donde abandonan, arrugado son los últimos esfuerzos de la tarde marchita de domingo que abre la oscura puerta del silencio como una mano blanda y taciturna cuando los verdes dedos del invierno hayan ido cerrándose cansados sucios, ajados, turbios, polvorientos hasta llenar de frío las papeleras donde agoniza el corazón del tiempo. 1968 Aquel año mayo duró doce meses tú y yo acabábamos de nacer y un señor muy serio moría del disgusto en la primera página del ABC. Los claveles mordían a los magistrados París era un barrio con acordeón Marx prohibió a sus hijos que llegaran tarde a la dulce hoguera de la insurrección. La poesía salió a la calle reconocimos nuestros rostros supimos que todo es posible en 1968. ¿Jean Paul Sartre y Dilan? cantaban a dúo jugaban al corro Lenin y Rambo los relojes marcaban 40 de fiebre se hablaba de sexo en la empresa Renault. Dos y dos ya nunca más sumaron cuatro sufrió mal de amores hasta De Gaulle en medio de Praga crecían amapolas como un reto rojo al gris hormigón. La poesía salió a la calle reconocimos nuestros rostros supimos que todo es posible en 1968. Pero no pudimos reinventar la historia mascaba la muerte chicle en Vietnam pisaban los tanques las flores de Praga en México lindo tiraban a dar. Mientras Ché cavaba su tumba en Bolivia cantaba Massiel en Eurovisión y mi padre llegaba puntual al trabajo con el cuello blanco y el traje marrón. Si ahora encuentro a aquel amigo leo en el fondo de sus ojos que ya se secaron las flores de de 1968. Los cuadros hicieron huelga en los museos París era rojo, San Francisco azul un vagabundo fue elegido alcalde y la sorbona estaba en Catmandú. Sobreviva imbécil, es el roco la muerte beba Cola-Cola, cante esta canción que la primavera va a durar muy poco que mañana es lunes y anoche llovió. Si ahora encuentro a aquel amigo leo en el fondo de sus ojos que ya se secaron las flores de de 1968. 40 Orsett Terrace Me levanto, bostezo, vivo, almuerzo me lavo, sirvo, invento, disimulo salgo a la calle, fumo, estoy contento busco piso, hago gárgaras, calculo me emborracho, trasnocho, llego tarde duermo de lado, hablo conmigo, yo leo un libro, envejezco, voy al baile sudo tinta, suspiro, me enamoro llueve, me abrazan, no doy pie con bola anochece, me compro una camisa este verso no pega ni con cola de consejos, me rasco, tengo prisa. Tengo un grano, discuto, me equivoco busco a tientas, no encuentro, me fatigo me olvido de quien soy, me vuelvo loco hace frío, amanece, sumo y sigo escupo, voy al cine, me cabreo escribo, me suicido, resucito afirmo, niego, grito, dudo, creo odio, amo, acaricio, necesito te recuerdo, te busco, te maldigo digo tu nombre a voces, no te veo te amo, ya no se lo que me digo te deseo, te deseo, te deseo. Te deseo. Romance De La Gentil Dama Pastor que estás en el campo de amores tan descuidado escucha una gentil dama que por ti se ha desvelado. Conmigo no habéis hablado respondió el villano vil. Tengo el ganado en la sierra con mi ganadico me voy a ir. Pastor que estás alejado a dormir en la retama si te casaras conmigo tendrías placentera cama. Vete a otra puerta y llama respondió el villano vil. Tengo el ganado en la sierra con mi ganadico voy a dormir. Más es, que la de la nieve, de mi cuerpo la blancura rostro de leche y coral delgadica en la cintura. Mucho bueno poco dura respondió el villano vil. Tengo el ganado en la sierra con mi ganadico voy a dormir. El cuello tengo de garza labios dulces como la miel la teticas agudicas No me puedes detener por más que tengas ahí. Tengo el ganado en la sierra con mi ganadico me quiero ir. ¿ámala ya el vil pastor que la magen quien amé y no le quiebre de amores y él se vayan que lo llamé? El buey suelto bien se lame respondió el villano vil. Y por más que me dijeres con mi ganadico voy a dormir. Y por más que me dijeres con mi ganadico voy a dormir. Donde Dijeron Digo Decid amigo Nos enseñaron a tener paciencia nos enseñaron a no andar descalzos nos enseñaron a morir de viejos nos enseñaron a vivir a plazos. Nos enseñaron a guardar silencio nos enseñaron a temer la noche nos enseñaron que el placer es malo nos enseñaron a crecer a golpes. Nos prohibieron las cosas mas hermosas ir al campo a robar brevas bañarnos en el verano con las mozas en la alberca y crecimos enfermizos faltos de aire y de besos llena la piel de preguntas que contestaba el silencio. Pero apareció la vida cuando moríamos de sed era una fuente su cuerpo que invitaba a los sedientos a beber, a beber. Tomamos la dulzura de la carne supimos que aun estábamos a tiempo nos hartamos de besos de manzanas declaramos la guerra al sufrimiento. Nos quitamos la vieja piel a tiras renegamos de todo lo sabido prometimos pecar a manos llenas nos hicimos más tiernos y más niños. Ahora cada día tiene su fruto cada noche su secreto y el tiempo es una mentira que han inventado los viejos. Al arrancarnos las vendas que nos negaban el cuerpo descubrimos el presente que lo único que tenemos y cantaremos la vida y no abriremos la puerta a la muerte mientras dentro del cuerpo quede una gota de deseo, de deseo. Cancion Para Las Manos De un soldado El labrador de mi pueblo lleva una azada en la mano ¡que grandes tiene las manos el labrador de mi pueblo! cavando de sol a sol, con lluvia, nieve o calor. Del parado de mi pueblo llena de angustias sus manos ¡que tristes tiene las manos el parado de mi pueblo! dando vueltas a la noria sin jornal y sin historia. El alcalde de mi pueblo lleva un bastón en la mano ¡que finas tiene las manos el alcalde de mi pueblo! con su orgulloso bastón preside la procesión. El obrero de mi pueblo no está en mi pueblo, ha emigrado sus manos amasan pan para otros pueblos lejanos ¡que lejos están las manos del obrero de mi pueblo! El soldado de mi pueblo antes ha sido albañil ahora ya no tiene pala lleva en la mano un fusil ¡que frías tiene las manos alrededor del fusil! El cacique de mi pueblo no vive tampoco allí con el sudor de mi pueblo se compró un piso en mi Madrid con lo que su mano tira ¡cuantos podrían vivir! Soldados si alguna vez el labrador de mi pueblo se levanta, y el obrero, se levanta, y el parado ¿qué vas a hacer tú soldado que antes has sido albañil? ¿qué vas a hacer con tus manos y tu fusil? Palabras Como Cuerpos Recuperar de nuevo los nombres de las cosas llamarle pan al pan, vino, llamarle al vino al sobaco, sobaco, miserable al destino y al que mata llamarle de una vez asesino. Nos lo robaron todo, las palabras, el sexo los nombres entrañables del amor y los cuerpos la gloria de estar vivos, la crítica, la historia pero no consiguieron robarnos la memoria. Ellos tienen también cuerpo bajo la ropa piernas, uñas, sudor, vientre, mocos, colmillos manos que no acarician, dedos que no se tocan sólo saben firmar y apretar el gatillo. Nosotros que queríamos vivir sencillamente hermanos de la lluvia, del mar, de los amigos pronunciar la palabras que vencen a la muerte buscar bajo tu falda alimento y abrigo. Nosotros que queríamos nombrar las amapolas decir viento, amanece, rabia, fuego, decir que si tú tienes costa mi lengua es una ola nosotros que queríamos simplemente vivir. Nos vimos arrojados a éste combate oscuro sin armas que oponer al acoso enemigo mas que el dulce lenguaje de los cuerpos desnudos y saber que muy pronto va a desbordarse el trigo y saber que muy pronto va a desbordarse el trigo. Mi Vecino De Arriba Mi vecino de arriba don fulano de tal. Es un señor muy calvo, muy serio y muy formal que va a misa el domingo y fiestas de guardar que es una unidad de destino en lo universal, que busca en esta vida respetabilidad, que predica a sus hijos responsabilidad. llama libertinaje a la libertad. Ha conseguido todo menos felicidad. Mi vecino de arriba hizo la guerra y no va a consentir que opine a quien no la ganó. Mi vecino es un recto caballero español, que siempre habla ex cátedra y siempre sin razón. Mi vecino de arriba es el lobo feroz, que va el domingo al fútbol y ve televisión, que engorda veinte kilos si le llaman señor, que pinta en las paredes: "rojos al paredón". Al vecino de arriba le revienta que yo deje crecer mi barba y cante mi canción. Mi vecino de arriba es más hombre que yo, dice que soy un golfo y que soy maricón. Mi vecino de arriba se lo pasa fatal y que yo me divierta no puede soportar, cuando me mira siente ganas de vomitar; si yo fuera su hijo me pondría a cavar. Mi vecino de arriba en la barra del bar, cuando se habla de sexo dice que es Superman, es una pena que su mujer no opine igual, de sexo, las mujeres no debían de opinar. Mi vecino de arriba un día me pescó magreando a su hija dentro del ascensor. Del trabajo volvía cuando reconocía la voz que me decía: "quítate el pantalón". Aún estoy corriendo, no quiero ni pensar lo que habría sucedido si me llega a alcanzar. Como hay niños delante no les puedo contar lo que con su cuchillo me quería cortar. Me he cambiado de casa, de nacionalidad, pero, a pesar de todo, todo ha seguido igual; los vecinos de arriba inundan la ciudad, si tu vives abajo, no te dejan en paz..
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