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Alchemical material in SpanishThese translations of various alchemical pieces into Spanish have been donated by Santiago Jubany, who publishes various alchemical and related books under the name Ediciones Indigo.Back to alchemical texts in Spanish . Back to reference library . EP�STOLA DEL FUEGO FILOS�FICO Jean Pontanus Yo, Jean Pontanus, he visitado m�ltiples regiones y reinos, -a fin de conocer verdaderamente qu� es la Piedra de los Fil�sofos-, y despu�s de haber recorrido los confines del mundo s�lo he encontrado falsos Fil�sofos y farsantes. Sin embargo, por un continuo estudio de los libros de los Sabios, aument�ndose mis dudas, he encontrado la verdad ; pero a�n conociendo la materia he errado doscientas veces antes de poder encontrar la operaci�n pr�ctica de esta verdadera materia. Primero, empec� mis operaciones por las putrefacciones del Cuerpo de esta materia durante nueve meses y no encontr� nada. durante alg�n tiempo la puse al ba�o mar�a y del mismo modo err�. La mantuve y puse en un fuego de calcinaci�n durante tres meses, y oper� mal. Intent� y prob� todos los g�neros y modos de destilaciones y sublimaciones, seg�n lo que los Fil�sofos dicen o parecen decir, por ejemplo Geber, Arquelaos y casi todos los dem�s y tampoco encontr� nada. Por �ltimo, intent� alcanzar y perfeccionar el objeto de todo el Arte de Alquimia, de todas las maneras imaginables: por el esti�rcol, el ba�o, las cenizas y por otros mil g�neros de fuego que los Fil�sofos mencionan en sus libros; pero no descubr� nada v�lido. Por lo cual, durante tres a�os seguidos estudi� los libros de los Fil�sofos, sobre todo el �nico Hermes, cuyas breves palabras comprenden todo el magisterio de la Piedra, aunque hable de un modo muy obscuro de las cosas superiores e inferiores, del Cielo y de la Tierra. Por lo tanto, toda nuestra aplicaci�n y nuestros cuidados s�lo deben estar dirigidos hacia el conocimiento de la verdadera pr�ctica, en la primera, segunda y tercera Obra . No se trata del fuego de ba�o, de esti�rcol, de cenizas ni ninguno de los otros fuegos que nos evocan y describen los fil�sofos en sus libros. Entonces, �cu�l es aqu�l fuego que perfecciona y acaba la Obra entera desde el principio hasta el final? Ciertamente, todos los Fil�sofos lo han ocultado; pero yo, con movido por un impulso de misericordia, quiero declararlo junto con la completa realizaci�n de toda la Obra. La Piedra de los Fil�sofos es �nica y es una, pero oculta y envuelta en la multiplicidad de distintos nombres y antes de que puedas conocerla pasar�s muchas fatigas; dif�cilmente la encontrar�s por tu propio ingenio. Es acuosa, a�rea, �gnea, terrestre, flem�tica, col�rica, sangu�nea y melanc�lica. Es un azufre y tambi�n Plata viva. Tiene varias superfluidades que, te lo aseguro por el dios viviente, se convierten por medio de nuestro fuego en verdadera y �nica Esencia. Y quien, -crey�ndolo necesario-, separe alguna cosa del objeto, seguro que nada sabe de Filosof�a. Ya que lo superfluo, lo sucio, lo inmundo, lo vil, lo fangoso y por lo general toda la substancia del objeto se perfecciona por medio de nuestro fuego en un cuerpo espiritual fijo. Esto, los Sabios nunca lo han revelado, y , como consecuencia, pocas personas llegan a este Arte, pues imaginan que algo sucio y vil debe ser separado. Ahora debemos manifestar y extraer las propiedades de nuestro fuego; si este conviene a nuestra materia tal como lo he dicho, es decir, si es transmutado junto con la materia. dicho fuego no quema la materia, nada separa de ella, no divide ni aparta las partes puras de las impuras, tal como dicen todos los Fil�sofos, pero convierte todo el objeto en pureza. No sublima a la manera de Geber, Arnaldo y todos los dem�s que han hablado de sublimaciones y destilaciones. En poco tiempo se realiza y perfecciona . Este fuego es mineral, invariable y continuo, no se evapora si no es excitado en exceso; participa del azufre, es tomado y proviene no de la materia sino de otro lugar. Todo lo rompe, disuelve y congela, igualmente congela y calcina; es dif�cil de encontrar por la industria y por el Arte. dicho fuego es compendio y resumen de toda la Obra, sin tomar ninguna otra cosa o por lo menos poco, este mismo fuego se introduce y es de d�bil ignici�n; porque con este peque�o fuego es realizada toda la Obra y juntas son hechas todas las requeridas y debidas sublimaciones. Los que lean a Geber y todos los dem�s Fil�sofos, aunque vivieran cien millones de a�os, no podr�an comprenderlo, pues este fuego s�lo se puede descubrir por la �nica y profunda meditaci�n del pensamiento, despu�s ser� posible com-prenderlo en los libros, y no de otra manera. Por lo tanto, el error en este Arte es no encontrar este fuego, que convierte la materia en la Piedra de los Fil�sofos. Conc�ntrate, pues, en este fuego, porque si yo lo hubiese encontrado en primer lugar no hubiese errado doscientas veces sobre la propia materia. A causa de ello, ya no me sorprende que tantas personas no consigan llegar a la realizaci�n de la Obra. Yerran, erraron y errar�n siempre, en cuanto a que los Fil�sofos s�lo han puesto su propio agente en una sola cosa, que Artefius ha nombrado, pero hablando s�lo para s� mismo. Si no fuese porque he le�do a Artefius, lo he o�do y comprendido nunca hubiese llegado a la realizaci�n de la Obra. He aqu� cu�l es dicha pr�ctica: se debe tomar la materia con gran diligencia, triturarla f�sicamente y colocarla en el fuego, es decir, en el horno; pero tambi�n hay que conocer el grado y la proporci�n del fuego. A saber, es preciso que el fuego externo tan s�lo excite la materia ; en poco tiempo este fuego, sin manipularlo para nada, ciertamente realizar� toda la Obra. Ya que putrifica, corrompe, engendra y perfecciona la obra entera, haciendo aparecer los tres principales colores, el negro, el blanco y el rojo. Y mediante nuestro fuego la medicina se multiplicar�, si est� conjunta con la materia cruda, no s�lo en cantidad sino tambi�n en virtud. Busca, pues, este fuego con todas las fuerzas de tu esp�ritu y llegar�s a la meta que te has propuesto; pues �l es quien hace toda la Obra y es la llave de todos los Fil�sofos, y en sus libros nunca la han revelado. Si piensas muy profundamente en las propiedades de este fuego antes descrito, lo conocer�s, pero de otro modo, no. As� pues, conmovido por un impulso de misericordia he escrito esto, pero para quedar satisfecho debo decir que el fuego no est� en absoluto transmutado con la materia como dije antes. He querido decirlo y advertir a los prudentes de estas cosas, para que no gasten in�tilmente su dinero y sepan de antemano lo que deben buscar, por este medio llegar�n a la verdad del Arte, de otra manera, no. A Dios. FINAL |