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Alchemical material in SpanishThese translations of various alchemical pieces into Spanish have been donated by Santiago Jubany, who publishes various alchemical and related books under the name Ediciones Indigo.Back to alchemical texts in Spanish . Back to reference library . EL SUE�O VERDE Ver�dico y verdadero porque contiene Verdad. Bernardo Trevisano En este Sue�o todo parece sublime; el sentido aparente no es indigno de aqu�l que nos oculta;la Verdad brilla en �l con tanto esplendor, que no cuesta mucho trabajo descubrirla a trav�s del velo que se ha pretendido utilizar para disfrazarla. Estaba sumido en un sue�o muy profundo cuando me pareci� ver una Estatua, de aproximadamente quince pies de altura, representando a un venerable Anciano, bello y perfectamente proporcionado en todas las partes de su Cuerpo. Sus cabellos,largos y ondulados, eran de Plata; sus ojos eran de finas Turquesas en medio de las que estaban engarzados rub�s cuyo resplandor era tan vivo, que yo no pod�a sostener la luz de su mirada. Sus labios eran de Oro, sus dientes de Perlas Orientales y todo el resto del Cuerpo estaba hecho de un Rubi muy brillante. Tocaba con el pie izquierdo un Globo terrestre, que parec�a soportarlo. Manteniendo el brazo derecho levantado y tenso parecia sostener, con la punta de su dedo, un Globo celeste encima de su cabeza, y en la mano izquierda ten�a una Llave, hecha con un gran diamante bruto. Acerc�ndoseme, este hombre me dijo: Soy el Genio de los Sabios, no temas y s�gueme. Cogi�ndome por los cabellos con la mano en la que soste nia esta Llave me levant� y me hizo atravesar las tres Regiones del Aire, la del Fuego, y los cielos de todos los Planetas. Me condujo m�s all� todav�a; luego, habi�ndome envuelto en un torbellino desapareci�, y me encontr� en una Isla, que flotaba sobre un Mar de Sangre. Sorprendido al encontrarme en un Pa�s tan alejado, me paseaba por la Orilla; considerando este Mar con gran atenci�n, reconoc� que la Sangre de la que estaba compuesto estaba viva y caliente. Observ� incluso que un viento muy suave, que lo agitaba incesantemente, manten�a su calor y excitaba en este Mar una efervescencia que causaba a toda la Isla un movimiento casi imperceptible. Sobrecogido de admiraci�n al ver estas cosas tan extraordinarias, reflexionaba sobre tantas maravillas cuando vi varias personas a mi lado. Al principio imagin� que quiz�s quer�an maltratarme y me deslic� bajo una mata de Jazmines para esconderme. Pero al adormecerme su olor, me encontraron y me cogieron. El m�s alto del grupo, que parec�a mandar a los otros, me pregunt� con adem�n altivo qui�n me hab�a vuelto tan temerario como para venir de los Pa�ses bajos hasta este tan alto Imperio. Le expliqu� c�mo me hab�an transportado hasta all�. Cambiando inmediatamenre de tono de voz, de ademanes y be modales, me dijo: �S� bienvenido, t� que has sido conducido hasta aqu� por nues- tro alt�simo y poderos�simo Genio! Luego me salud�, y todos los dem�s tambi�n seg�n la costumbre de su Pais que cons�ste en acostarse boca arriba d�ndose luego la vuelta y levant�ndose. Les devolv� el saludo, pero seg�n la costumbre de mi Pais. Me prometi� que me presentar�a al Hagacestaur que es su Emperador. Me rog� que le excusara por no tener ning�n coche para llevarme a la Ciudad de la que est�bamos a una legua de distancia. Por el camino s�lo me hablaba del poder y de las grandezas de su Hagacestaur diciendo que �ste pose�a siete Reinos, habiendo escogido el que estaba en medio de los otros seis para hacer de �l su residencia ordinaria. Al observar que me costaba andar sobre Lirios, Rosas, Jazmines, Claveles, Nardos y sobre una cantidad prodigiosa de las Flores m�s bellas y extra�as que crec�an incluso en los caminos, me pregunt�, sonriendo, si tem�a hacer da�o a estas Plantas. Le respond� que bien sab�a que no pose�an un alma sensitiva; pero que, al escasear en mi Pa�s, me repe l�a pisotearlas. Al no descubrir en toda la Campi�a m�s que Flores y Frutos, le pregunt� d�nde sembraban el Trigo. Me respondi� que no lo sembraban; pero habiendo cantidad de �l en las tierras est�riles,el Hagacestaur ordenaba tirar la mayor parte en nuestros Pa�ses bajos para complacernos, y que las Bestias com�an el resto. Que para ellos, hacian su Pan con las Flores m�s bellas; que lo amasaban con el Roc�o y lo coc�an al Sol. Al ver por todas panes una cantidad tan prodigiosa de bell�simos Frutos, tuve el deseo de coger algunas Peras para probarlas; pero quiso imped�rmelo, dici�ndome que s�lo las Bestias las com�an. Sin embargo las encontr� sabros�simas. Me present� Melones, Melocotones e Higos: y no se han conocido Frutos con tan buen sabor ni en la Provenza, ni en toda Italia, ni en Grecia. Me jur� por el Hagacestaur que estos Frutos proced�an de s� mismos, y que no estaban en modo alguno cultivados, asegur�ndome que no comian nada m�s con su Pan. Le pregunt� c�mo pod�an conservar estas Flores y estos Frutos durante el Invierno. Me contest� que no conoc�an Invierno alguno;que sus A�os s�lo ten�an tres Estaciones, a saber: la Primavera, el Verano y que de estas dos Estaciones se formaba la tercera, a saber: el Oto�o que encerraba en el Cuerpo de los Frutos el Esp�ritu de la Primavera y el Alma del Verano: recogi�ndose en esta Estaci�n las Uvas y las Granadas, que eran los mejores frutos del Pais. Se extra�� mucho cuando le expliqu� que com�amos Buey, Cordero, Caza, Pescado y otros animales. Me dijo que deb�amos tener el entendimiento muy espeso si us�bamos alimentos tan materiales, No me aburr�a nada oir cosas tan bellas y curiosas, y las escuchaba con gran atenci�n. Pero habi�ndome pedido que considerara el aspecto de la Ciudad, de la que s�lo est�bamos alejados unos doscientos pasos, al levantar los ojos para verla, ya no vi nada, y qued� ciego de lo que mi Conductor y sus Compa�eros se pusieron a re�r. El despecho de ver a estos Se�ores divertirse con mi accidente me entristecia m�s que mi desgracia. Al darse cuenta de que sus modales me disgustaban, el que hab�a conversado todo el rato conmigo me consol�, diciendome que no me impacientara y que la visi�n se aclarar�a en un momento. Despu�s fue a buscar una Hierba, con la que me frot� los ojos y en aquel instante vi la luz, y el resplandor de esta magn�fica Ciudad, cuyas Casas estaban hechas con un Cristal pur�simo, que el Sol alumbraba continuamente; ya que en esta Isla nunca hab�a sido de noche. No me permitieron entrar en ninguna de estas Casas pero s� ver lo que pasaba a trav�s de los muros que eran transparentes. Examin� la primera Casa, est�n todas construidas a partir de un mismo modelo. Observ� que su alojamiento s�lo consist�a en una planta compuesta de tres Apartamentos, teniendo cada Apartamento varias Habitaciones y Gabinetes. En el primer Apartamento aparecia una Sala, decorada con una tapiceria de Damasco, ornada con Gal�n de Oro, bordada con una Franja igual. El color del fondo de esta tela cambiaba de rojo a verde, realzado con Plata muy fina; el conjunto estaba cubieno por una Gasa blanca; luego hab�an algunos Gabinetes, provistos de Joyas de diferentes colores; despu�s se descubria una Habitaci�n totalmente amueblada con un bello Terciopelo negro, engalonado con varias tiras de Sat�n muy negro y brillante; el conjunto estaba realzado con un trabajo en Jades cuya negrura brillaba y resplandecia mucho. En el segundo Apartamento se ve�a una Habitaci�n, tapizada con un Muar� blanco ondulado, enriquecido y realzado por una Simiente de Perlas Orientales muy finas. Luego hab�an varios Gabinetes, decorados con muebles de varios colores, de Sat�n azul, de Damasco uioleta, de Muar� citrino, y de Tafetan encarnado. En el tercer Apartamento hab�a una Habitaci�n ornada con una Tela muy resplandeciente, P�rpura con fondo de Oro, m�s bella y rica, sin lugar a dudas, que todas las otras telas que acababa de ver. Pregunt� por el Due�o y la Due�a de la Casa. Me dijeron que estaban escondidos en el fondo de esta Habitaci�n y que ten�an que pasar a otra m�s alejada que s�lo estaba separada de esta por algunos Gabinetes que las comunicaban, que los muebles de estos Gabinetes eran de colores muy diferentes, siendo unos de un Tab� de color Isabelino, otros de Muar� citrino, y otros de un Brocado de Oro muy puro y fino. No pod�a ver el cuarto Apartamento porque estaba fuera de obra, pero me dijeron que s�lo consist�a en una Habitaci�n, cuyos muebles no eran m�s que un tejido de rayos de Sol, los m�s depurados y concentrados en esta tela de P�rpura que acababa de mirar. Despu�s de haber visto estas curiosidades, me ense�aron como se realizaban los Matrimonios entre los Habitantes de esta isla. Teniendo el Hagacestaur un conocimiento perfecto de los humores y del temperamento de todos sus S�bditos, desde el mayor hasta el menor, re�ne a los Parientes m�s pr�ximos y pone a una Chica joven, pura y nitida con un Anciano bueno, sano y vigoroso: Cuanto m�s purga y purifica a la Chica, m�s lava y limpia al Anciano, que presenta su mano a la Chica, y la Chica toma la mano del Anciano: Despu�s se les conduce a una de estas Viviendas, cerr�ndose la puerta con los mismos materiales con los que ha sido hecha la Vivienda: y es necesario que permanezcan encerrados juntos nueve meses completos, y durante este tiempo hacen todos estos bellos Muebles que me han ense�ado. Al t�rmino de este tiempo, salen los dos unidos en un s�lo Cuerpo; y no teniendo m�s que un Alma �nica, ya no son m�s que uno, cuyo poder es muy grande sobre la Tierra. Entonces el Hagacestaur se sirve de ellos para convertir a todos los Malvados, que est�n en sus siete Reinos. Me hab�an prometido que entrar�a en el Palacio del Hagacestaur; ense��ndome sus Apartamentos, y en particular un Sal�n donde est�n cuatro Estatuas tan antiguas como el Mundo, siendo la que est� situada en el centro el poderoso Seganisegede, que me hab�a transportado a esta Isla. Las tres restantes, que formaban un tri�ngulo alrededor de �sta son tres Mujeres, a saber: Ellugate, Linemalore y Tripsarecopsem. Me hab�an prometido ense�arme el templo donde est� la Figura de su Divinidad que denominan Elesel Vasergusine; pero habiendo empezado a cantar los Gallos, conduciendo los Pastores sus Reba�os a los campos, y atalajando los Labradores sus carretas, hicieron tanto ruido que me despertaron y mi Sue�o se disip� enteramente. Todo lo que ya habia visto no era nada en comparaci�n a lo que promet�an ense�arme. No obstante, no me cuesta consolarme cuando reflexiono sobre este Imperio Celeste, donde el Todopoderoso aparece sentado en su Trono rodeado de gloria y acompa�ado por Angeles, Arc�ngeles, Querubines, Serafines, Tronos y Dominaciones. Es all� donde veremos lo que los ojos no han visto nunca, donde oiremos lo que las orejas nunca han o�do, ya que es en este Lugar donde debemos saborear una felicidad eterna, que Dios mismo ha prometido a todos los que intenten ser dignos de ella, habiendo sido todos creados para participar en esta gloria. Esforc�monos, pues, en merecerla. Alabado sea Dios. FINAL |