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Alchemical material in SpanishThese translations of various alchemical pieces into Spanish have been donated by Santiago Jubany, who publishes various alchemical and related books under the name Ediciones Indigo.Back to alchemical texts in Spanish . Back to reference library . El Apocalipsis de Hermes por el muy c�lebre Helvetius Aureolus, el segundo Hermes, es decir: De la revelaci�n del esp�ritu oculto de la naturaleza Hermes, Plat�n, Arist�teles y los dem�s fil�sofos que han florecido en tiempos diferentes, inventores de las artes que han considerado con asiduidad las potencias de las criaturas inferi ores, se han preguntado, animados por un gran deseo, si era posible encontrar entre las criaturas alguna cosa que protegiese el cuerpo del hombre de la destrucci�n y que le mantuviese en una vida permanente. La respuesta ha sido que no exist�a nada que liberase al cuerpo destructible de la muerte, pera que no obstante exist�a realmente una cosa que suprim�a la corrupci�n, devolv�a la juventud, prolongaba la breve vida hasta la edad de los patriarcas. La muerte ha sido el castigo infligido a nuestros antepasados: Ad�n, Eva y sus descendientes no pueden sustraerse de ella. As�, dichos fil�sofos y otros a�n se han esforzado mucho en buscar, antes de cualquier otra cosa, este uno �nico, y han descubierto que lo que preserva el cuerpo del hombre de la corrupci�n y prolonga la vida es, en todas sus propiedades, comparable al cielo por lo que respecta a su relaci�n con los dem�s elementos. Han comprendido que el cielo es una esencia superior a los cuatro elementos tanto como a las cuatro cualidades y lo han considerado como la quintaesencia, por la relaci�n que mantiene con los cuatro elementos, ya que el cielo es indestructible, inmutable y no soporta jam�s ninguna intrusi�n ajena. Pensaron que era preciso extraer este uno �nico de las potencias de nuestro cuerpo, y los fil�sofos le han dado este nombre. No es caliente ni seco como la tierra, y es para todos los elementos finalidad, ecuaci�n perfecta, mezcla exacta de las potencias necesarias, reuni�n particular de las virtudes espirituales, uni�n invisible del cuerpo y del alma, esencia m�s pura y m�s noble de un cuerpo indestructible, extra�da por el arte, esencia que no puede ser destruida ni atacada en lo m�s m�nimo por los elementos. Arist�teles se sirvi� de ella para sazonar una manzana cuyo perfume prolongaba la vida, cuando la edad, -quince d�as antes de su muerte-, le quit� el apetito y la sed. Esta esencia espiritual y cosa �nica ha sido revelada desde lo alto a Ad�n, los santos patriarcas han alimentado un deseo particular de ella, Hermes y Arist�teles la llaman la verdadera, sin mentira alguna, la cierta, la m�s cierta de todas, la m�s secreta de las secretas. Potencia divina escondida en la naturaleza, es la mejor y la m�s alta que pueda ser buscada bajo los cielos, la maravillosa conclusi�n y el t�rmino de todas las obras filos�ficas, se encuentra en ella, el roc�o del cielo y el peso graso de la tierra. En su esp�ritu se descubre lo que el hombre no es capaz de formular, como dice Morien: tenerlo es poseer todo, ya no tener necesidad de ninguna otra ayuda porque este esp�ritu encierra toda la bienaventuranza, toda la salud del cuerpo y la felicidad terrestre. El es el esp�ritu de la quintaesencia, el manantial de toda la alegr�a bajo el c�rculo lunar. Sostiene el cielo, mantiene la tierra, mueve el mar, excita el viento, hace bajar la lluvia, mantiene todas las cosas y potencias. Esp�ritu elegido que domina todas las dem�s cosas y esp�ritus celestes, da la salud, la felicidad, la alegr�a, la paz, el amor, expulsa en general todos los males, cura toda enfermedad, aleja el odio y la tristeza, introduce la alegr�a, destruye la pobreza y la miseria, en todo bien �l es el gu�a, impide a cualquiera decir o pensar mal, da al hombre lo que desea su coraz�n, a los hombres piadosos da el honor terrestre y una larga vida, a los malvados que abusan de �l, las penas eternas. He ah� el esp�ritu de la verdad que el mundo no puede asir sin la inspiraci�n del Esp�ritu Santo o bien sin la ense�anza de aquellos que le conocen. Su naturaleza no puede ser reconocida, al igual que su potencia. Infinito es su poder, y los santos han deseado verle desde el inicio del mundo. Avicena llama a este esp�ritu alma del mundo. En efecto, al igual que el alma pone en movimiento todos los miembros del cuerpo, asimismo este esp�ritu pone todos los cuerpos en movimiento. Y, as� como el alma ocupa todos los miembros del cuerpo, asimismo este esp�ritu est� presente en todas las criaturas elementales. Muchos lo buscan pero pocos lo encuentran. Se le cree lejos, pero se le coge muy cerca. Est� presente en cada cosa, en todo lugar y en todo tiempo. Contiene las energ�as y la eficacia de todas las criaturas y tiene su lugar en todos los elementos a la vez. En este uno �nico se encuentra la potencia suprema de toda cosa y de cada cosa. De estas potencias Ad�n y los dem�s patriarcas extrajeron la salud de sus cuerpos y la longevidad de sus vidas, gracias a ellas, algunos conocieron gran riqueza y prosperidad. Los fil�sofos que lo descubrieron al precio de una gran labor y de una gran asiduidad, lo ocultaron en frases extra�as y misteriosas a fin de que no fuese revelado a los indignos y que las nobles perlas no fuesen echadas a los puercos. En efecto, si estuviera en el poder de cualquiera, toda asiduidad, toda actividad cesar�an, el hombre no tendr�a m�s que un �nico deseo, la posesi�n de este Uno �nico, la gente ya no vivir�a como se debe y el mundo se hundir�a: por su avidez y por su opulencia, irritar�an a Dios. Porque ning�n ojo ha visto ni ninguna oreja o�do aquello de lo que el cielo ha revestido naturalmente este esp�ritu, porque ning�n coraz�n humano ha tenido el eco de �l. Yo hago en honor de Dios un breve resumen de algunas propiedades de este esp�ritu que los fil�sofos han experimentado, a fin de que las personas piadosas que en el porvenir pudieran recibir este don divino lo celebren en sus beneficios con fervor. Y os mostrar� tambi�n la virtud y las potencias que reserva a cada ser, c�mo se manifiesta corporalmente, a fin de que sea descubierto y reconocido con tanta mayor facilidad. En su ser primero, este esp�ritu aparece en un cuerpo terrestre, sucio y lleno de una debilidad multiforme. Pero encierra las siguientes propiedades: cura todas las heridas y toda la corrupci�n que ataca a los miembros del hombre, engendrando carne sana y consumiendo la gangrena, purificando toda putrefacci�n y toda hediondez en cualquier lugar que se fijen, cur�ndolo todo en el interior y en el exterior. En su segundo ser, reviste la apariencia de un cuerpo acuoso, m�s bello que en el primer caso, lo que hace que todav�a sea corruptible bajo ciertos aspectos. Pero cu�nto mayores son su energ�a, su eficacia y sus virtudes, m�s eficaz es tambi�n en todas sus operaciones, y est� m�s cerca de la verdad. Bajo esta forma presta ayuda en general, debido a su naturaleza oculta, a todas las enfermedades, fr�as y calientes, y es notable su utilidad en los casos de envenenamiento. Expulsa el veneno del coraz�n, disuelve sin esfuerzo todos los dep�sitos pulmonares y, habi�ndolos destruido y deteriorado, los cura independientemente de su agitaci�n. De este modo purifica la sangre. Descompone los dep�sitos que se han producido en los lugares espirituales, evitando toda prosecuci�n de la destrucci�n. Absorbido tres veces al d�a durante una semana, aporta consolaci�n y esperanza a toda enfermedad. En su tercer ser, manifiesta un ser a�reo y un cuerpo de la naturaleza del aceite, que est� casi liberado de todas sus imperfecciones. En este caso, demuestra obras completamente asombrosas, porque permite a los j�venes que lo absorben de forma regular en su alimento, aunque sea en peque�as dosis, conservar su cuerpo en un estado de belleza y de fuerza. Evita que domine la melancol�a y la inflamaci�n de la bilis, desarrolla m�s all� de la medida sangre y esperma, y a menudo los pacientes deben ser sangrados. Desobstruye, vuelve menos espesas las venas y los vasos sangu�neos y, cuando un miembro tiende a desaparecer, le vuelve a dar su justa medida. De igual modo, cuando un adolescente tiene un ojo alterado, en el momento de su crecimiento y antes de alcanzar la madurez, la instilaci�n cotidiana de algunas gotas, seguida de un reposo de un mes, le devolver� la vista con total seguridad. Cuando un miembro alcanza un cierto grado de putrefacci�n y de superfluidad, �l lo elimina y lo disuelve al instante, reemplazando las partes perdidas. En su cuarto ser, aparece en un cuerpo �gneo que todav�a no est� totalmente desembarazado de todas las imperfecciones, que a�n tiene un componente �gneo, y cuya desecaci�n es insuficiente. Grandes son sus virtudes: es eficaz, a todos da la juventud. Si un enfermo condenado a la muerte absorbiese mezclado en vino un poco de este fuego, del peso de un grano de cebada, y si este medicamento pudiera alcanzar el est�mago por v�a bucal, el paciente ser�a reconfortado, recalentado y el medicamento alcanzar�a el coraz�n, donde suprimir�a toda humedad superflua. Expulsa el veneno, vuelve a dar vida al calor natural del h�gado. Este fuego, absorbido por los ancianos en peque�a cantidad, elimina la enfermedad de la edad y adquieren entonces la juventud del coraz�n y del cuerpo, por esto que se le Llama elixir de vida. En su quinto y �ltimo ser, aparece bajo un cuerpo glorificado e iluminado, sin defecto. Ah� brillan sol y luna, en ellos �l posee todas las energ�as y todas las propiedades que posee en las dem�s esencias y de las cuales hemos hablado: con m�s belleza e incluso maravilla, pues las obras naturales son consideradas en �l como misterios divinos, ya que vuelve a dar vida a los cuerpos viejos, muertos y desecados, dado que si se aplica en las ra�ces de un �rbol, �ste recobrar� vida, reflorecer� y traer� frutos. Si se mezcla este esp�ritu con el aceite de una l�mpara, �sta no se apaga, quema eternamente sin p�rdida alguna. Transforma cada cristal en piedras preciosas de todos los colores, tan buenas y tan preciosas como las que salen de las minas, y realiza tambi�n muchas otras cosas que no hay que revelar a la gente malvada, cosas que son consideradas como imposibles. En efecto, cura a todos los cuerpos, muertos o vivos, sin adjunci�n de ninguna otra medicina, y pido que Cristo me sea testigo, pues no miento en nada: en �l se encuentra la sola influencia de todos los cuerpos celestes que se buscan en todos los cuerpos y que se han esparcido en cada cosa en particular. Los primeros revelan todos los tesoros ocultos en el mar y sobre la tierra, mientras que �l transforma en sol a todos los cuerpos met�licos y que, bajo los cielos, no se encuentra nada que le sea semejante. Este esp�ritu es el misterio oculto desde el origen del cual s�lo algunos santos a quienes Dios ha otorgado la revelaci�n han percibido la profusi�n de honor; es este esp�ritu el que provoca en el aire una lluvia �gnea, el que conduce la terrestreidad hacia el cielo, mientras que r�os enteros de mar vivo fluyen de su vientre y de su cuerpo. Este esp�ritu vuela hacia el cielo por medio del mundo intermediario. Nube que sube de la aurora, introduce en el agua su Fuego que arde y tiene en el cielo su tierra clarificada, eliminando la malignidad de Saturno y de J�piter, dando a J�piter el resplandor del sol y a Mercurio el de la luna. �Para Venus, para Venus su hermana, hace fluir la miel de las rocas, por los minerales est� lleno de un eterno amor! A pesar de las acusaciones de error que recaen sobre este esp�ritu que los calumniadores tendr�n por falso, aquellos que saben, aquellos que lo experimentan realmente, lo juzgar�n verdadero y posible, por poco que se quiera comprender fielmente las palabras escondidas. �No te enfrentes pues a este esp�ritu antes de tener de �l una comprensi�n suficiente, porque Dios es maravilloso en sus obras, y sus obras son, como su Sabidur�a, innumerables! En su naturaleza �gnea, este esp�ritu se Llama Sandaraca, en su naturaleza a�rea Kubrick; Aliochat en su naturaleza terrestre. Pero estas denominaciones enga�an a aquellos que le buscan sin antes haberlo reconocido, y que piensan que se descubrir� por estos procedimientos in�tiles para nuestro arte. Aunque estos nombres designen las propiedades del esp�ritu que buscamos, �l no est�, ni puede encontrarse en estos cuerpos, ya que un esp�ritu clarificado no puede manifestarse en apariciones. En efecto, en un cuerpo como �ste, -adaptado a su g�n�ro, y aunque se le d� tal o cual nombre-, no debe considerarse que existen diferentes espiritus: sea cual fuere el nombre que se le atribuya, no hay m�s que un �nico esp�ritu, eternamente, esp�ritu cuya ascensi�n ilumina la claridad del cielo, cuya pureza en este instante es incorporada a la tierra y que, en el curso de su carrera, abrara el crecimiento de las aguas. No es un �ngel de las jerarqu�as inferiores. Su nombre es Rafael, el �ngel de Dios, el m�s sutil y el m�s noble, y tambi�n el m�s puro, y los dem�s le obedecen como se obedece a un superior. Esta substancia espiritual no es ni celeste ni infernal, es un cuerpo a�reo, puro y espl�ndido, la forma intermediaria entre los seres sublimes e inferiores, desprovista de entendimiento, pero fecunda en su operaci�n, la m�s escogida y llena de gracia de todas las otras cosas celestes. Esta obra divina es demasiado profunda para que un insensato la pueda comprender, porque es el secreto �ltimo y sublime de la naturaleza, el Esp�ritu del Se�or que llena el c�rculo de la tierra, que planeaba en el comienzo sobre las aguas y que el mundo no puede asir sin la secreta y graciosa infusi�n del Esp�ritu Santo, o bien sin la instrucci�n secreta de sus conocedores. El mundo entero lo desea a causa de las energ�as que encierra, energ�as que los hombres jam�s ser�n capaces de apreciar suficientemente. En efecto, estas energ�as penetran los planetas, elevan las nubes y expulsan las brumas, dan la luz a cualquier cosa, transforman todo en oro y en plata, confieren la salud y la profusi�n de los tesoros, purifican la lepra, despejan la vista, reconfortan las almas tristes, cuidan a los enfermos, manifiestan todos los tesoros ocultos, curan en general todas las enfermedades y todas las imperfecciones. Este esp�ritu ha permitido a los fil�sofos descubrir las siete artes liberales, ha engendrado la riqueza de �stas, ha permitido a Mois�s crear los utensilios de oro del templo, al rey Salom�n realizar numerosas y notables obras en honor de Dios, a muchos hombres ejecutar grandes acciones: a No� construir el arca, a Mois�s el tabern�culo, a Salom�n el templo. Gracias a �l Esdras restableci� la ley, Mar�a, hermana de Mois�s recibi� la hospitalidad, Abraham, Isaac, Jacob y dem�s justos han obtenido de �l larga vida y abundancia de riquezas, y todos los hombres piadosos que lo han conocido gracias a �l han celebrado la alabanza a Dios. As�, su adquisici�n es preferible a cualquier operaci�n realizada con la plata y con el oro, pues �l es la mejor de todas las obras, ya que todos los bienes temporales que el hombre puede desear en este mundo no le son comparables, porque es desde el origen experimentado, perfecto, impecable, el �nico en alojar la verdad. Por eso se le llama voz y verdad; su obra ignora la falsedad, y no se puede celebrar suficientemente su alabanza. Soy incapaz de describir adecuadamente su potencia, porque sus propiedades y su poder superan nuestro pensamiento y no son expresables en palabras: en �l, en efecto, existe una multitud de propiedades. En resumen, �qu� m�s podr�amos decir? No existe, no ha existido jam�s, nunca existir� nada que pueda permitir una exploraci�n m�s profunda de la naturaleza. �Oh t�, Sabidur�a divina de desbordante profundidad, t� que has encerrado en la fuerza y la potencia de este esp�ritu �nico todo lo que posee el conjunto de todos los cuerpos, oh t�, Sabidur�a inefable revelada a los mortales: la potencia de tu esp�ritu mejora las cosas destructibles de la naturaleza! �Oh t�, misterio de los misterios, misterio que surge de todas las cosas misteriosas, cura y medicina universales, �ltima exploraci�n de la naturaleza, maravillosa conclusi�n para todos, para todos los patriarcas, los nuevos Sabios y los Fil�sofos de todas las cosas celestes inferiores, conclusi�n deseada por el mundo y la tierra entera! �Oh! �Qu� esp�ritu maravilloso y digno de alabanza es tu pureza que, en su plena potencia, alberga toda alegr�a y toda riqueza, toda la fecundidad de la vida: arte de todas las artes, t� que otorgas la alegr�a temporal a aquellos que te conocen! �Oh t�, ciencia deseable y cosa amable entre todas las que est�n bajo el c�rculo de la luna, t� que confortas la naturaleza, renuevas el coraz�n y los miembros, mantienes a la juventud en la flor de la vida, expulsas la vejez y destruyes la debilidad, mantienes la belleza en su estadio m�s amable, contienes el bien en profusi�n y no cesas de dar todo lo que agrada al hombre! �Oh t�, potencia suprema, y que nada domina, que los ignorantes desprecian, pero que los Sabios aman en una alabanza, en una gloria, en un honor sublimes, t� que expulsas toda obra mortal nacida de los humores y toda enfermedad artificial provocada por hechizo! �T� aclaras la voz de los moribundos y les das la palabra! �Oh t�, tesoro de los tesoros, misterio de los misterios, Avicena te ha llamado la substancia inefable, el alma m�s pura, m�s perfecta y m�s potente del mundo, no hay bajo el cielo producto alguno del arte cuya naturaleza y cuya potencia no sean m�s insondables, operaci�n m�s maravillosa, potencia m�s infinita, algo que tenga su semejante a �l entre las criaturas, t� que encierras las potencias de los cuerpos celestes! �De ti en efecto fluyen las aguas de la vida, la miel y el aceite de la salvaci�n eterna, y como lo dice Morien, �l les ha saciado con rocas y miel! Quien lo tiene posee todo y no tiene necesidad de ning�n apoyo exterior. �Bendito eres, t�, Dios nacido del Padre, t� que has dado a los profetas este conocimiento, esta inteligencia! �Estos lo han mantenido oculto a fin de que los ciegos, a fin de que aquellos que est�n ahogados en la impiedad de este mundo, no puedan descubrirla, a fin de que los hombres piadosos y capaces puedan gracias a ella celebrar tu alabanza! En efecto, aquellos que revelan y que descubren a los indignos el misterio de esta cosa quebrantan el sello celeste, la revelaci�n del misterio es una ofensa para la entera Majestad divina, las desgracias les abruman y el castigo de Dios es inminente. Ruego pues de todo mi coraz�n a todos los creyentes en Cristo que tienen este conocimiento que no hablen de ello a nadie, que no la comuniquen a cualquiera, sino solamente a aquellos que viven de acuerdo con la divinidad, despu�s de haberlos puesto a prueba mucho tiempo, despu�s de que hayan reconocido que viven virtuosamente, que alaban y que honran a Dios, Dios que ha dado a los hombres un tesoro semejante. �Muchos lo buscan y pocos lo encuentran, indignos que son de este saber, los impuros que viven en el vicio; arte que no deber�a ser mostrado m�s que a aquellos que temen a Dios, arte que nada puede comprar! Tomo a Dios como testimonio: lo que digo no es mentira, incluso si eso parece imposible para la naturaleza. No hay nadie actualmente, no existi� jam�s nadie ni existir� jam�s nadie que permita una exploraci�n tan profunda de la naturaleza. Alabado sea Dios, el Dios supremo y Todopoderoso, que ha creado este arte y se ha complacido en revelar este conocimiento a los hombres que le temen! As� pues, ha sido realizada es la obra excelente y de las m�s preciosas, esta revelaci�n del esp�ritu oculto que tiene escondidos en su seno los secretos y los misterios de este mundo. Este esp�ritu es una divinidad �nica, un ministerio sagrado, divino y maravilloso, que encierra el mundo por entero. Este �ltimo est� en �l, y en �l y en un instante encuentra su verdad, este esp�ritu, en efecto, domina verdaderamente a los elementos y la quintaesencia. FINAL |